El impacto del cambio climático y la protección de los lagos: nuevas amenazas y estrategias de conservación

  • Las olas de calor afectan no solo la superficie, sino también las profundidades de los lagos.
  • Los ecosistemas lacustres enfrentan riesgos crecientes por el aumento de las temperaturas y la variabilidad climática.
  • Se refuerzan las estrategias de conservación y protección en entornos lacustres y sus alrededores.
  • Proyectos de gestión sostenible y concienciación ciudadana buscan preservar lagos y espacios naturales.

paisaje de lagos naturales

Los lagos están siendo protagonistas de recientes investigaciones científicas y de iniciativas de protección medioambiental, ante los problemas derivados del cambio climático y el aumento de la presión humana sobre estos ecosistemas. Tanto las olas de calor como la necesidad de reforzar su conservación han hecho saltar las alarmas en todo el planeta, situando a los lagos en el centro del debate sobre el futuro del agua dulce y la biodiversidad.

Un estudio internacional ha puesto el foco en el calentamiento de las capas profundas de los lagos, mostrando que estos fenómenos no afectan únicamente a su superficie. Las olas de calor lacustres en el fondo de estos ecosistemas, según datos obtenidos de más de 16.000 lagos de diferentes continentes, han incrementado en frecuencia, duración e intensidad desde 1980. El análisis, publicado en Nature y liderado por R. Iestyn Woolway, destaca que la temperatura en las mayores profundidades ha ido aumentando, alterando la estructura térmica de los lagos y eliminando refugios críticos para numerosas especies.

Los lagos, bajo amenaza térmica

Ecosistema de lagos bajo calor

Estas olas de calor subacuáticas suponen que el tiempo de exposición a temperaturas elevadas en el fondo de los lagos ha ido en aumento –más de siete días por década en frecuencia y dos en duración–, mientras que la intensidad térmica se incrementa en 0,2 °C por década. Los eventos superficiales son más notables, pero los profundos tienden a ser más duraderos, complicando la recuperación de los ecosistemas afectados.

En algunos lagos, la distancia vertical que peces y otras especies deben recorrer para encontrar aguas más frías crece cada año, agravando la situación para las especies adaptadas a temperaturas bajas, menos móviles y más sensibles. La desaparición de refugios térmicos plantea peligros reales de declive poblacional o incluso extinción local de ciertas especies de aguas profundas.

Las proyecciones científicas no son optimistas: las olas de calor profundas podrían prolongarse hasta 136 días anuales e intensificarse más de un grado bajo escenarios de altas emisiones. Estas tendencias ya son perceptibles en los Grandes Lagos de Norteamérica y en regiones de Europa y Asia, evidenciando que el problema es verdaderamente global.

Consecuencias ecológicas y la importancia de la monitorización

Protección de lagos y naturaleza

El aumento del estrés térmico en lagos puede desencadenar desplazamientos de especies, transformaciones en los hábitats, cambios en las cadenas alimentarias y un incremento de nutrientes y algas. Además, el calor en el fondo puede potenciar la liberación de metano, un gas de efecto invernadero notable. Los cuerpos de agua más superficiales –menos de 10 metros de profundidad– son especialmente vulnerables.

El estudio insiste en que es fundamental mejorar la monitorización de las temperaturas subacuáticas y adaptar los modelos climáticos para incluir estos procesos verticales, ya que la información satelital por sí sola no refleja el riesgo real para los ecosistemas vecinos. También se recomienda avanzar en investigaciones sobre el comportamiento de las especies y el impacto de los cambios térmicos en los procesos biogeoquímicos de los lagos.

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La vigilancia y gestión no solo se limita al ámbito científico. Las administraciones locales están reforzando la protección y gestión sostenible de lagos y sus entornos en diferentes puntos del país. Ejemplo de ello es la reciente instalación de señalización informativa y restrictiva en el Monumento Natural de La Corona (Lanzarote), que incluye la célebre Cueva de los Siete Lagos. Estas acciones pretenden evitar alteraciones, mejorar la experiencia del visitante y garantizar la conservación de espacios únicos.

Proyectos de revitalización y propuestas urbanísticas en áreas de lagos

Mientras la ciencia alerta sobre las amenazas termales, los municipios trabajan en proyectos integrales para poner en valor su patrimonio natural ligado a los lagos. En Zarra (Valencia), por ejemplo, el Parque de los Lagos ha sido objeto de una segunda fase de renovación para mejorar los accesos, ampliar espacios verdes y proteger elementos hidrológicos tradicionales, integrando la cultura del agua en el desarrollo local. Con inversiones que ya superan los 900.000 euros, el objetivo es convertir el entorno de los lagos en un motor de repoblación, turismo sostenible y calidad de vida.

La experiencia demuestra que los lagos son también puntos de encuentro y convivencia, además de motores de desarrollo territorial. Iniciativas como la puesta en valor de antiguos puentes, recuperación de balsas históricas o regulación de actividades y eventos, representan una apuesta por un urbanismo sostenible ligado al agua y la memoria colectiva.

Ante la crisis climática, la gestión y protección de los lagos requiere tanto acciones científicas a escala internacional como políticas de conservación y sensibilización a nivel local. La suma de esfuerzos en la monitorización, regulación y puesta en valor de estos ecosistemas es clave para mantener la salud ambiental y la diversidad biológica asociada a los lagos, auténticos pulmones azules de nuestro patrimonio natural.

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