El huracán Flossie ha sido protagonista en las últimas jornadas en el Pacífico oriental mexicano al evolucionar rápidamente desde una tormenta tropical hasta alcanzar la categoría 3 en la escala Saffir-Simpson. Autoridades meteorológicas y de protección civil han mantenido la vigilancia debido a la intensidad del sistema y su potencial para causar estragos en diversos estados costeros.
Desde principios de semana, Flossie mostró signos claros de intensificación frente a las costas del suroeste de México, motivando la emisión de alertas por parte del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos. A pesar de que no se esperaba que el ciclón tocara tierra, su influencia sí se dejó notar ampliamente con lluvias torrenciales, fuertes rachas de viento y un notable aumento del oleaje, afectando principalmente las costas de Michoacán, Colima, Jalisco y Guerrero.
Fortalecimiento y trayectoria del huracán Flossie
Flossie se originó como tormenta tropical el 29 de junio al sur de Acapulco, desplazándose inicialmente hacia el oeste-noroeste con vientos sostenidos de unos 64 km/h. Pronto, el sistema evolucionó progresando a huracán categoría 1, con vientos que alcanzaron los 120 km/h y rachas de hasta 150 km/h. La circulación de Flossie, sumada a las aguas cálidas y condiciones atmosféricas favorables, permitió que en cuestión de horas el huracán escalara hasta categoría 3, llegando a sostener vientos de 185 km/h y ráfagas puntuales de 220 km/h.
La trayectoria mantuvo siempre al centro del ciclón paralelo a la costa mexicana, sin prever impacto directo en tierra según los pronósticos, aunque las bandas externas generaron efectos notorios. El centro de Flossie se encontró a lo largo de los días a distintas distancias de puntos clave como Manzanillo, Playa Pérula y Cabo San Lucas, avanzando lentamente hacia el noroeste a velocidades entre 11 y 17 km/h.
Según los últimos reportes, el huracán comenzó a debilitarse gradualmente al desplazarse sobre aguas menos cálidas, perdiendo intensidad a partir del 2 de julio. Las previsiones indicaban que para el mediodía siguiente retrocedería a categoría 2 y durante los días posteriores acabaría degradándose a tormenta tropical frente a la península de Baja California Sur, alejándose definitivamente del territorio mexicano.
Estados afectados y condiciones meteorológicas adversas
Las lluvias y vientos asociados a Flossie han afectado de forma significativa a varias regiones del occidente y sur de México. Las precipitaciones alcanzaron valores torrenciales en Colima y Michoacán (más de 150 mm en algunos puntos), mientras que Jalisco, Guerrero, Oaxaca, Sinaloa y Nayarit recibieron lluvias intensas. Este escenario propició riesgos de deslaves, inundaciones y el crecimiento de ríos y arroyos en zonas urbanas y rurales.
En cuanto al viento, se registraron rachas de entre 90 y 120 km/h a lo largo de las costas expuestas, incluyendo igualmente a Baja California Sur. El oleaje alcanzó alturas de hasta 6 metros, especialmente en las zonas litorales de Jalisco, Colima, Michoacán y Guerrero, lo que resultó en peligro para la navegación y motivó la suspensión de actividades en playas y puertos.
Las descargas eléctricas y los chubascos también se extendieron a gran parte del país, desde el Valle de México hasta Sonora, Chihuahua, Puebla y Campeche, sumándose a los retos de protección civil. Las autoridades mexicanas solicitaron a la población mantenerse al tanto de los boletines oficiales, evitar cruzar ríos o acercarse al mar y preparar una mochila de emergencia ante posibles evacuaciones preventivas.
Zonas bajo alerta y recomendaciones oficiales
Se declaró una zona de prevención por efectos de tormenta tropical desde Punta San Telmo, Michoacán, hasta Playa Pérula, Jalisco. Además, se mantuvieron otros tramos de vigilancia entre Zihuatanejo y Cabo Corrientes. Los gobiernos estatales y municipales, en coordinación con Protección Civil y la Conagua, activaron protocolos de emergencia, preparación de refugios y posibles suspensiones de clases y actividades marítimas.
El llamado de las autoridades fue a atender los avisos y no subestimar el riesgo, especialmente ante la posibilidad de inundaciones súbitas, deslaves y daños en infraestructura eléctrica o viviendas. El período de mayor peligro coincidió con el fortalecimiento máximo del huracán, aunque sus efectos se extendieron más allá de la franja costera inmediata.
El caso de Flossie no ha sido aislado en 2025: es el sexto ciclón nombrado en lo que va de temporada en el Pacífico oriental, una actividad que destaca por encima de la zona atlántica, donde solo se han contabilizado dos tormentas. Expertos advierten sobre la importancia de permanecer vigilantes, pues se pronostica la formación de hasta 20 ciclones en la región, con varios alcanzando altas categorías y potencial de impacto en tierra.
Los antecedentes recientes muestran que otros huracanes han llegado a causar importantes daños materiales y víctimas, como ocurrió semanas antes en Oaxaca y Guerrero. La experiencia con Flossie refuerza la relevancia de la preparación, la buena comunicación y la atención a fuentes oficiales durante la temporada de huracanes.
Flossie deja tras de sí imágenes de lluvias intensas, olas superiores a los seis metros y paisajes costeros azotados por el viento, aunque afortunadamente sin que el núcleo del ciclón haya logrado un impacto directo en tierra firme. La amenaza persiste para comunidades costeras y rurales ante la posibilidad de nuevas formaciones en el Pacífico y la prolongación de condiciones meteorológicas adversas.