Las últimas jornadas han estado marcadas por tormentas intensas acompañadas de granizo de gran tamaño en varias regiones españolas, provocando graves consecuencias en el sector agrícola, el automovilístico y en infraestructuras críticas. Diversas provincias del este y noreste peninsular, especialmente en Cataluña y Castellón, se han visto afectadas por fenómenos atmosféricos que ponen en jaque la recuperación de cosechas y la capacidad de respuesta de talleres, aseguradoras y administraciones públicas.
Esta racha de tormentas y lluvias severas ha dejado a su paso no solo imágenes insólitas de campos y vehículos cubiertos de hielo, sino también un panorama de pérdidas económicas muy significativo. Sindicatos agrarios y autoridades solicitan agilidad en los peritajes y activación de ayudas mientras los afectados intentan volver a la normalidad.
Severos daños en la agricultura catalana: cosechas arrasadas y viñedos devastados
Uno de los puntos más afectados ha sido la Terra Alta, donde el sindicato Unió de Pagesos cifra en hasta un 80% la pérdida de las previsiones de cosecha de viñedo en ciertas zonas a raíz del granizo caído el pasado sábado. Entre Vilalba dels Arcs, Batea y Gandesa, la tormenta ha destrozado, además de las cepas, caminos rurales e infraestructuras imprescindibles tras el desbordamiento de la riera de Llitrà y el río Foix.
En otras comarcas como el Alt Penedès, Pla d’Urgell y Urgell, los viñedos y frutales tampoco han escapado a la pérdida: hay áreas con daños cercanos al 60% en fruta dulce y acumulados superiores al 30% en la viña. La dificultad para valorar los siniestros se agrava por las lluvias que coinciden con terrenos ya dañados por incendios, complicando la diferenciación del origen de las pérdidas.
El sindicato exige a las administraciones celeridad en la valoración de daños y compensaciones fiscales. Igualmente, solicita que en aquellas explotaciones donde el arrastre del agua impide la peritación convencional, se tenga en cuenta el histórico de producción para calcular las indemnizaciones.
Castellón pide ayudas urgentes tras el golpe del granizo
En la provincia de Castellón, la situación es también alarmante. Diversos municipios del Alto Palancia y la Plana Baixa han registrado importantes daños materiales por la combinación de lluvias torrenciales, viento fuerte y granizo de dimensiones considerables. La Diputación Provincial ha reclamado al Gobierno la rápida declaración de zona gravemente afectada, así como la activación de ayudas directas para los agricultores, exenciones fiscales y apoyo a la reparación de infraestructuras dañadas.
Los cultivos de cítricos, frutales, olivar, hortalizas y almendros han sufrido el impacto de las bolas de hielo, que en algunos casos han alcanzado el tamaño de pelotas de tenis. Empresarios agrarios y vecinos ven comprometida toda una campaña de trabajo en cuestión de horas, lo que ha llevado a una respuesta política inmediata para demandar atención y recursos para la recuperación.
Junto a los campos, el sector del automóvil en la comarca ha visto como miles de vehículos han quedado dañados: lunas y faros rotos, abolladuras en la carrocería y talleres saturados por la avalancha de propietarios buscando reparar sus coches. Las primeras estimaciones apuntan a más de mil vehículos afectados en Burriana y los seguros calculan que la gran mayoría de daños estarán cubiertos, aunque el proceso de tramitación está siendo masivo e intenso estos días.
El granizo, una amenaza creciente para la energía solar y la gestión del agua
Además de los daños agrícolas y urbanos, las granizadas representan un riesgo importante para la energía solar, esenciales tanto en el suministro eléctrico como en la gestión de recursos hídricos, especialmente en áreas rurales y agrícolas. El impacto del granizo en paneles solares puede suponer interrupciones en sistemas de riego y tratamiento de agua, afectando tanto la productividad como la sostenibilidad de las explotaciones.
Según recientes evaluaciones del sector, el 73% de las reclamaciones por daños en instalaciones solares en los últimos años están relacionadas con granizo, y los costes pueden alcanzar decenas de millones de euros incluso en un solo evento. Paneles solares ubicados sobre embalses y canales, críticos en la gestión eficiente del agua, también están expuestos a estos episodios, lo que obliga a empresas y administraciones a reforzar las estrategias de prevención y protección frente a riesgos climáticos extremos.
Perspectivas: climatología volátil y la necesidad de reforzar mecanismos de respuesta
El aumento de la frecuencia y severidad de las tormentas con granizo exige una respuesta rápida y coordinada de todas las partes implicadas: desde las administraciones locales y nacionales hasta aseguradoras y agricultores. Las entidades agrarias insisten en agilizar los procedimientos de peritación, desplegar indemnizaciones justas y destinar fondos para restaurar infraestructuras rurales y urbanas dañadas por estos eventos. Además, subrayan la importancia de revisar los sistemas de seguros y ayudas para que estén preparados frente a la creciente volatilidad climática.
La reciente ola de tormentas con granizo ha demostrado el fuerte impacto que estos fenómenos pueden tener tanto en el ámbito rural como urbano, poniendo a prueba la resiliencia del tejido productivo y la capacidad de las administraciones para responder con la agilidad y los recursos necesarios a una emergencia cada vez más habitual. La coordinación y el refuerzo de los mecanismos de prevención y apoyo serán clave para que agricultores, empresas y vecinos puedan recuperarse con mayor rapidez y garantía de los daños sufridos.
