El enigma del asteroide interestelar 3I/ATLAS: ciencia, hipótesis y descubrimientos

  • 3I/ATLAS es el tercer objeto interestelar detectado y destaca por su tamaño y trayectoria inusuales.
  • Su naturaleza desafía las clasificaciones tradicionales entre cometas y asteroides, generando debate científico.
  • La comunidad científica considera posible su origen natural, aunque existen hipótesis alternativas sobre su procedencia artificial.
  • No supone peligro para la Tierra, pero su paso brinda una oportunidad única para estudiar material de fuera del sistema solar.

Asteroide interestelar atravesando el sistema solar

Un visitante excepcional recorre nuestro sistema solar: el objeto interestelar 3I/ATLAS ha despertado el interés de astrónomos y expertos en todo el mundo. Su descubrimiento, considerado uno de los eventos astronómicos más singulares de los últimos años, ha reavivado el debate sobre la naturaleza de los cuerpos que llegan desde fuera de nuestro vecindario cósmico. La rareza y las anomalías observadas en 3I/ATLAS hacen que no sea un simple cometa o asteroide más, y su estudio promete arrojar luz sobre los orígenes y la diversidad de los elementos interestelares.

La presencia de 3I/ATLAS no entraña riesgos para nuestro planeta, pero su paso representa una oportunidad excepcional de analizar material que se formó en otro sistema estelar hace miles de millones de años. Es la tercera vez que la humanidad detecta un cuerpo de estas características, tras los casos previos de ‘Oumuamua’ en 2017 y 2I/Borisov en 2019.

Un objeto con características fuera de lo común

Asteroide interestelar observado

Descubierto el 1 de julio de 2025 por el telescopio ATLAS en Chile, este cuerpo fue identificado a unos 4,5 veces la distancia entre la Tierra y el Sol, desatando rápidamente las primeras hipótesis sobre su naturaleza. El objeto ha sido clasificado oficialmente como 3I/ATLAS, que corresponde a «tercer interestelar» detectado y al sistema de observación que lo encontró. Se calcula que mide entre 10 y 20 kilómetros de diámetro, convirtiéndose en el mayor objeto de origen interestelar observado hasta la fecha.

Su extraordinario tamaño y brillo han desconcertado a la comunidad científica. Para un albedo común en asteroides, la luminosidad observada indicaría un diámetro de unos 20 km. Comparativamente, ‘Oumuamua’, el primer asteroide interestelar conocido, era unas 200 veces más pequeño. Dichas magnitudes sorprenden, ya que según las estadísticas conocidas de objetos similares, sería mucho más habitual detectar miles de cuerpos menores antes que encontrar un objeto tan grande como 3I/ATLAS.

Los astrónomos han seguido de cerca su trayectoria, que lo lleva a acercarse al Sol en torno al 30 de octubre de 2025, momento en el que alcanzará su perihelio justo dentro de la órbita de Marte. Sin embargo, su paso no implica peligro: la distancia más corta a la Tierra será de aproximadamente 240 millones de kilómetros.

¿Cometa, asteroide o algo más?

Cometa interestelar 3I/ATLAS

El debate sobre la naturaleza de 3I/ATLAS continúa abierto. Su espectro no muestra las características típicas de gas o polvo de un cometa clásico, y el enrojecimiento detectado en su superficie recuerda a los objetos del cinturón de Kuiper, que han sido alterados por radiación cósmica durante miles de millones de años. Además, la trayectoria retrógrada y la coincidencia de su plano orbital con el plano eclíptico han alimentado tanto teorías convencionales como otras mucho más atrevidas.

Mientras parte de la comunidad considera probable que sea un cometa interestelar, algunos científicos han presentado hipótesis alternativas. El astrofísico Avi Loeb y sus colaboradores han sugerido que, dadas las improbabilidades estadísticas y ciertas anomalías orbitales, no se puede descartar completamente un origen artificial. Señalan, por ejemplo, que la órbita de 3I/ATLAS está casi alineada con el plano de la Tierra y pasa cerca de varios planetas, lo que sería muy poco frecuente si su trayectoria fuera puramente aleatoria.

No obstante, la mayoría de los expertos apuntan a un origen natural. Entre ellos, la NASA y la han descartado categóricamente cualquier peligro para el planeta o evidencia convincente de que se trate de una tecnología extraterrestre. Según la NASA, las observaciones actuales muestran que se comporta como un cometa común, aunque aún hay aspectos por esclarecer.

Implicaciones científicas y debates abiertos

3I/ATLAS estudio científico

La rareza de este tipo de hallazgos convierte a 3I/ATLAS en una pieza clave para entender el origen y la evolución de cuerpos interestelares. Estos visitantes fugaces ofrecen la posibilidad de examinar materiales primigenios que se formaron mucho antes que nuestro propio sistema solar. Se estima que el cometa podría tener más de siete mil millones de años, lo que lo hace incluso más antiguo que la formación del Sol y los planetas.

El debate científico también ha salpicado a los medios, con posturas enfrentadas sobre el modo en que la ciencia debe abordar estos misterios. Algunos investigadores defienden la conveniencia de mantener una actitud abierta ante las anomalías, argumentando que pueden ser el germen de importantes avances en el conocimiento. Otros, en cambio, piden cautela ante la proliferación de hipótesis sin una base sólida observacional.

Entre las curiosidades asociadas a 3I/ATLAS destacan su velocidad —más de 200.000 km/h— y su trayectoria hiperbólica, lo que confirma que no está ligado gravitatoriamente al Sol, sino que simplemente cruza el sistema solar antes de volver al espacio profundo. Por limitaciones técnicas y la posición relativa de la Tierra, su observación se complicará entre noviembre y diciembre, aunque reaparecerá posteriormente para finalizar su tránsito cerca de Júpiter.

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