La llegada de la temporada estival y sus implicaciones climáticas
Hoy, domingo 31 de mayo, terminamos el mes y entramos de lleno en la temporada estival. Así es, aunque aún falten unos 21 días para que llegue el verano, lo cierto es que en algunas zonas del país el termómetro empieza a subir, alcanzando temperaturas más propias de los meses calurosos.
Con esta estación llega también el riesgo de sufrir una ola de calor, pero… ¿sabías que el clima frío es más peligroso que el cálido? A esta conclusión ha llegado un estudio publicado en la revista »The Lancet». Sigue leyendo para saber más.
Estudio sobre la mortalidad asociada a temperaturas extremas
Resulta que solemos creer que el clima extremo es el responsable de un mayor número de muertes, ya que las políticas de salud actuales se centran en proteger nuestra salud durante el periodo estival, según explicó el doctor Gasparini, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (situada en el Reino Unido).
Gasparini y su equipo analizaron más de 74 millones de muertes entre 1985 y 2012 en 13 países de una gran diversidad de climas, pasando por el frío hasta el tropical. Para ello, se tomaron en cuenta varias variables, tales como temperatura media o la humedad, y así poder calcular la temperatura óptima (es decir, temperaturas agradables para el cuerpo humano) de la mortalidad. También se cuantificaron las muertes debidas a temperatura ambiente no óptima (temperaturas extremas) de cada lugar investigado.
Así, comprobaron que alrededor del 7’71% de todas las muertes fueron causadas por temperaturas no óptimas, de entre los cuales un 7’29% de todas ellas fueron por temperaturas frías. Tan sólo un 0’42% de fallecimientos se le atribuyó al calor, que se ha vinculado al cambio climático.
Implicaciones para la salud pública
Estos datos pueden ayudar a ampliar el programa de protección de salud pública, no sólo durante el verano, sino especialmente también durante el invierno. Es crucial ajustar las estrategias de salud para incluir medidas que protejan a la población durante los meses fríos, donde el riesgo de mortalidad es significativo. Esto es especialmente importante considerando que en los lugares más fríos de España las temperaturas bajan considerablemente.
Dicho esto, utiliza crema solar durante los meses más calurosos, y… no te olvides de resguardarte del frío. Es vital que se desarrollen campañas de sensibilización sobre el impacto del frío extremo en la salud, especialmente en poblaciones vulnerables.
El cambio climático y su efecto en las olas de calor y frío
Un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) analizó la mortalidad relacionada con enfermedades respiratorias de 1,3 millones de españoles entre 1980 y 2016. Este análisis reveló que el calor es más mortal que el frío para personas con enfermedades respiratorias.
La investigación indica que la estacionalidad de la mortalidad atribuible a la temperatura por enfermedades respiratorias se ha desplazado de los meses más fríos a los más calurosos del año. Esto sugiere que la adaptación de la población a temperaturas más bajas ha resultado en una disminución de la mortalidad invernal, aunque esto no significa que el frío sea menos peligroso.
Por esta razón, la relación entre el cambio climático y su impacto es crucial para abordar el tema de la salud pública durante ambas estaciones.
Las consecuencias del frío extremo en la salud
Aunque las temperaturas extremas son motivo de preocupación, la forma en que afectan a la salud es diferente. Por ejemplo, el frío extremo provoca múltiples problemas de salud, que incluyen:
- Hipotermia: es una condición peligrosa que ocurre cuando el cuerpo pierde calor más rápido de lo que puede producirlo, lo que puede resultar en lesiones graves e incluso la muerte.
- Congelación: afecta a las áreas expuestas del cuerpo, como las manos, los pies, la nariz y las orejas, y puede causar daño permanente a la piel y los tejidos.
- Agravamiento de enfermedades existentes: personas con enfermedades crónicas, especialmente cardiovasculares y respiratorias, son más vulnerables a las bajas temperaturas.
- Aumento de accidentes y caídas: el hielo y la nieve contribuyen a un mayor riesgo de lesiones.
El calor extremo y sus efectos en la salud
Por otro lado, el calor extremo también tiene repercusiones en la salud pública. Las altas temperaturas pueden provocar:
- Golpes de calor: una emergencia médica que ocurre cuando el cuerpo se calienta a niveles peligrosos, afectando funciones vitales y provocando daño cerebral.
- Deshidratación: que puede llevar a complicaciones serias, siendo especialmente peligrosa para ancianos y niños.
- Aumento de enfermedades respiratorias: la contaminación del aire tiende a aumentar en climas cálidos, exacerbando condiciones como el asma.
- Lesiones relacionadas con el calor: como calambres y agotamiento, que son comunes durante olas de calor prolongadas.
La respuesta global al cambio climático
La comunidad científica advierte que las muertes atribuibles al calor aumentarán a medida que las temperaturas globales sigan subiendo. Los países más desarrollados probablemente verán una disminución en los riesgos relacionados con el frío, pero los países más pobres enfrentarán un aumento en las muertes relacionadas con el calor, lo que agrava la desigualdad global.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha destacado que el cambio climático ya está teniendo un efecto significativo en la salud pública, lo que subraya la necesidad de políticas adaptativas que no sólo se enfoquen en el verano, sino que integren el manejo de riesgos durante todo el año, como se ha visto en el análisis de los efectos futuros del cambio climático.
Recomendaciones para enfrentar temperaturas extremas
Para maximizar la protección contra los efectos del frío y el calor, se recomiendan las siguientes estrategias:
- Para el frío:
- Usar varias capas de ropa para mantener el calor corporal.
- Asegurarse de que los hogares estén bien aislados y calefaccionados.
- Evitar el ejercicio extenuante en exteriores durante las olas de frío.
- Para el calor:
- Permancer hidratado, consumiendo suficiente agua y electrolitos.
- Limitar las actividades al aire libre durante las horas de mayor calor.
- Utilizar aire acondicionado o ventiladores para mantener espacios frescos.
A medida que continuamos enfrentando estos desafíos, es fundamental que tanto los individuos como las comunidades se preparen para los efectos de las temperaturas extremas en la salud, y colaboren en la creación de programas efectivos que aborden tanto el frío como el calor.
Los datos y estudios presentados son un llamado claro para que los responsables de la salud y las políticas públicas prioricen la atención a estas cuestiones, buscando así mejorar la resiliencia de la población frente a los retos que imponen tanto el frío como el calor.