El aumento de la temperatura del Mediterráneo amenaza al ecosistema y a la pesca

  • El Mediterráneo experimenta temperaturas del agua inusualmente altas, superando récords recientes.
  • Estos cambios generan riesgos serios para el ecosistema marino y la biodiversidad.
  • El sector pesquero realiza ajustes para garantizar la sostenibilidad y se observan mejoras biológicas puntuales.
  • El cambio climático y sus consecuencias requieren estrategias y acciones coordinadas para proteger el Mar Mediterráneo.

Vista general del Mediterráneo afectado por el cambio climático

Esta temporada estival, el Mar Mediterráneo se enfrenta a una situación especialmente delicada a causa del incremento notable en la temperatura de sus aguas. Los registros muestran que el mar está ya dos grados por encima de los valores habituales para esta época y que podría alcanzar los 30 grados antes del final del verano, una cifra nunca antes vista de forma sostenida. Esta alteración no solo afecta a los bañistas y a la sensación térmica nocturna en la costa, sino que amenaza de forma directa a todo el ecosistema marino, con potenciales consecuencias muy serias para la biodiversidad y la actividad pesquera.

Los expertos, como Manuel Vargas del Instituto Español de Oceanografía y Miguel Rodilla de la Universitat Politècnica de València, destacan que hace dos décadas estas temperaturas extremas eran excepcionales y se producían en olas de calor aisladas. Ahora, el fenómeno se ha convertido en la nueva normalidad, con temperaturas superiores a los 28 grados durante semanas. Este calentamiento provoca una disminución de los niveles de oxígeno en el agua, lo que repercute en el sedimento marino y agrava las muertes masivas de diferentes especies.

Impactos en el ecosistema y la pesca

La continuación de este aumento térmico está provocando, según los científicos, una tropicalización acelerada del Mediterráneo. Muchas especies, como las tellinas, ya no logran recuperarse de la mortandad causada por el calor, disminuyendo tanto en número como en tamaño. La adaptación de la fauna marina es mucho más lenta que el ritmo de subida de la temperatura, dejando a numerosas especies sin margen para sobrevivir a estos cambios tan rápidos.

Por si fuera poco, la situación también se agrava durante el invierno, donde ya es raro ver el agua por debajo de los 14 o 15 grados, cuando antes solía situarse en torno a 12 grados. Esto implica que los procesos biológicos y el ciclo de vida de muchas especies cambian, con potenciales efectos en cadena sobre el resto del ecosistema marino.

Consecuencias sociales y bochorno costero

El incremento en la temperatura del Mediterráneo tiene un efecto inmediato en la sensación térmica de bochorno que sufren los residentes y turistas en las zonas costeras. Esta situación empeora especialmente durante las noches, haciendo el descanso más complicado y afectando la salud y el bienestar de la población local.

Además, el mar más cálido aporta más energía a las conocidas como olas de calor marinas, lo que puede agravar fenómenos meteorológicos intensos como las DANAS (depresiones aisladas en niveles altos), cada vez más frecuentes y severas. Aunque las correlaciones no son automáticas, estos episodios extremos pueden repercutir claramente en la economía y en la seguridad costera.

El esfuerzo del sector pesquero y la búsqueda de soluciones

Frente a este escenario, el sector pesquero español del Mediterráneo está adaptando sus estrategias para garantizar la sostenibilidad. Según el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, se han promovido medidas que ya empiezan a mostrar resultados, con cierta recuperación de la biomasa y reducción de la mortalidad por pesca en algunas especies. Sin embargo, la incertidumbre persiste hasta mediados de diciembre, cuando se establecen los límites de captura, lo que complica la planificación de las empresas pesqueras.

España trabaja en coordinación con otros países mediterráneos para ajustar la normativa y revisar los mecanismos que permitan una mayor flexibilidad, siempre respaldados en los estudios científicos más recientes. Se apunta hacia la necesidad de adoptar límites de captura plurianuales y de reforzar los controles contra la pesca ilegal, promoviendo la trazabilidad y la igualdad de requisitos entre productos locales e importados.

¿Qué se puede hacer ante la situación?

Ante la actual emergencia climática, los investigadores subrayan la importancia de cambiar el modelo económico sobre el que se sostiene la región mediterránea. Sin una actuación global en la reducción de los gases de efecto invernadero y una apuesta decidida por la sostenibilidad, será difícil revertir la tendencia y evitar daños irreversibles en el Mar Mediterráneo.

La situación requiere acciones integrales que involucren a gobiernos, comunidades científicas y sociedad en general. Solo con un compromiso conjunto será posible frenar los efectos del calentamiento y proteger este ecosistema vital para millones de personas.

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