La extinción de los dinosaurios se produjo hace aproximadamente 66 millones de años cuando el asteroide conocido como “Chicxulub” chocó con la Tierra, provocando la erradicación de numerosas especies. Sin embargo, la ubicación precisa del impacto y el destino de los restos de este colosal objeto celeste siguen siendo un misterio. Muchas personas se preguntan dónde cayó el meteorito que extinguió a los dinosaurios.
En este artículo vamos a contarte dónde cayó el meteorito que extinguió a los dinosaurios y sus características.
Asteroide Chicxulub
Según informó la Universidad de Chile, el impacto del asteroide provocó un evento catastrófico de destrucción masiva en la Tierra, con una energía equivalente a 50.000 veces la de todo el arsenal nuclear existente.
La magnitud del impacto fue realmente notable, con estimaciones que sitúan su diámetro entre 12 y 15 kilómetros, y algunas investigaciones incluso especulan que pudo haber alcanzado la asombrosa cifra de 80 kilómetros. La velocidad a la que chocó con la Tierra fue igualmente asombrosa, viajando a una velocidad de 20 kilómetros por segundo, equivalente a una alucinante velocidad de 59 veces la del sonido.
La llegada de este evento catastrófico resultó en la extinción de aproximadamente el 75% de las criaturas antiguas, dejando nada más que sus restos fosilizados enterrados bajo los escombros. Tal fue la magnitud de este impacto que alteró para siempre la trayectoria de la vida en nuestro planeta.
Dónde cayó el meteorito que extinguió a los dinosaurios
Al estudiar este fenómeno, los investigadores concluyeron que la zona de impacto se situó en la localidad de Chicxulub, situada en la Península de Yucatán en México, de ahí su nombre. Según National Geographic, el término «Chicxulub » proviene del idioma maya y, curiosamente, puede traducirse como «cola del diablo», «pulga del diablo» o incluso «lugar del cuerno ardiente».
Según las teorías científicas, se cree que esta localidad, habitada por una modesta población de poco más de 4.000 personas, fue el epicentro del impacto de un asteroide. Las estimaciones de la NASA indican que el impacto provocó un cráter que medía aproximadamente 180 kilómetros de diámetro y alcanzaba una profundidad de unos 900 metros.
A lo largo de millones de años, la enormidad de este fenómeno ha ido disminuyendo, haciéndolo menos evidente en la actualidad. No fue hasta la década de 1980 que salió a la luz la hipótesis planteada por los científicos Luis Álvarez y Walter Álvarez.
Posteriormente, otros expertos confirmaron y finalmente acordaron que ésta era la ubicación precisa del importante evento. Si bien es posible que no haya un cráter visible, hay rastros discernibles en la Tierra que sirven como evidencia de su aparición.
El Dr. Gary Kinsland, profesor de geología de la Universidad de Luisiana, ha estado estudiando Chicxulub desde 1994. Cuando habla de este tema con niños en edad escolar, utiliza una analogía simple: imagina que colocas un cuenco sobre tu cama y lo cubres con sábanas y mantas. El cuenco sólo sería visible como una ligera hendidura.
Si bien es posible que la cavidad grande ya no exista, si examina la hendidura en su cama, notará que todavía se alinea con el borde del recipiente que se encuentra debajo. “Esta observación nos permite obtener información sobre la estructura subyacente”, según explica el investigador. Desafortunadamente, no se encontraron restos del meteorito.
Además, la NASA capturó elementos sutiles adicionales del espacio que revelaron el área del impacto: una estructura semicircular que fue descrita como «casi perfecta». Esta observación fue realizada por un grupo de investigadores pioneros que estuvieron entre los primeros en proponer Chicxulub como la ubicación del impacto.
Durante la exploración, los científicos quedaron sorprendidos por los datos magnéticos y gravitacionales que previamente había recopilado la petrolera mexicana en su búsqueda de petróleo. Estos datos revelaron una formación expansiva y perfectamente circular, que habían reconocido como un cráter de impacto. Kevin Pope, un científico de la NASA involucrado en el estudio de la arqueología maya, dio más detalles sobre este notable hallazgo.
Se desconoce el destino de los restos del asteroide
Sólo una pequeña porción del colosal objeto celeste logró sobrevivir. Los investigadores destacan que numerosos fragmentos fueron expulsados por la fuerza de nuestro planeta, pero sólo unos pocos se han conservado o resultan difíciles de localizar.
Según su hipótesis, una parte del material se incineró durante la colisión, mientras que los fragmentos restantes quedaron enterrados gradualmente a varios cientos de metros bajo la superficie a lo largo de millones de años.
Sin embargo, todavía se pueden encontrar restos del asteroide en Yucatán, aunque en pequeñas cantidades. Un estudio reciente publicado en la prestigiosa revista Science en 2021 reveló que los investigadores descubrieron rastros de polvo de asteroide dentro del área de impacto. Este hecho se puede atribuir a la existencia de iridio, un elemento metálico que se encuentra comúnmente en los asteroides, presente en el cráter.
Según el artículo, los datos bajo escrutinio han descubierto una notable anomalía de iridio dentro de la secuencia máxima de anillos de la estructura de impacto de Chicxulub, que se obtuvo de un núcleo de perforación recuperado durante la Expedición IODP-ICDP 364.
La Universidad de Austin encabezó una expedición oceánica durante la cual desenterraron rocas del núcleo del cráter del fondo marino de Yucatán. Este descubrimiento innovador implicó la identificación de picos de iridio que proporcionaron evidencia sustancial a favor de la teoría del asteroide Chicxulub.
Hallazgos adicionales
A lo largo de los años han surgido hallazgos adicionales que se cree que potencialmente se originan en el impacto de Chicxulub. Recientemente, en 2022, The New York Times publicó un artículo que da a conocer el desenterrado de restos fosilizados en un depósito ubicado en Dakota del Norte, Estados Unidos. Estos hallazgos plantean la posibilidad de que estos fragmentos puedan estar vinculados con el asteroide responsable del evento Chicxulub.
Durante una charla con la NASA, Robert DePalma, paleontólogo que lidera la investigación, mencionó que los restos descubiertos podrían proporcionar información valiosa sobre la naturaleza de este objeto. Si bien se cree que es un asteroide, existe la posibilidad de que también pueda ser un cometa.
Durante ese tiempo, expresó su confianza en el proceso en curso de identificación del misterioso objeto, afirmando: «Una vez que seamos capaces de identificar su naturaleza, sin duda quedaremos asombrados por nuestro descubrimiento». La teoría de DePalma se remonta a los restos de roca fundida que fueron expulsados con fuerza durante el impacto, sufriendo una transformación en esférulas de vidrio a medida que se enfriaban gradualmente. Estas esférulas, según el experto, «se asentaron dentro de la resina del árbol, que actuaba como una envoltura protectora de color ámbar, conservando su estado original». Lo que DePalma descubrió fueron rocas inalteradas atrapadas dentro de estas formaciones de vidrio.
Espero que con esta información puedan conocer más sobre dónde cayó el meteorito que extinguió a los dinosaurios y sus características.