Las inundaciones monzónicas están dejando un reguero de devastación en Pakistán durante las últimas semanas. El país, conocido por su vulnerabilidad a fenómenos climáticos extremos, enfrenta una de las peores temporadas monzónicas de los últimos tiempos, con cientos de víctimas y una situación de emergencia que sigue evolucionando día tras día.
El impacto de las lluvias torrenciales se extiende por varias provincias, con especial gravedad en Punjab y las regiones montañosas del norte, donde se han registrado numerosos deslizamientos de tierra, cortes de carreteras y daños materiales de consideración. Las autoridades advierten de que el número de afectados podría aumentar en los próximos días debido a la persistencia de las precipitaciones.
Cifras preocupantes: víctimas y daños materiales

Los informes oficiales señalan que ya han fallecido más de 225 personas en incidentes relacionados con las inundaciones, muchas de ellas menores. La provincia más afectada es Punjab, donde se han registrado más de 130 muertes y cientos de heridos. En otras provincias como Khyber Pakhtunkhwa, Sindh y Baluchistán, así como en la región de Cachemira bajo administración paquistaní, la situación también es grave, con decenas de víctimas confirmadas.
Más de 800 viviendas han resultado dañadas o destruidas, dejando a numerosas familias sin refugio en plena temporada de lluvias. Además, los cortes de carreteras y la dificultad para acceder a determinadas zonas están complicando las labores de rescate y el reparto de ayuda a las comunidades afectadas.
Según la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA), al menos 600 personas han sufrido lesiones desde que comenzaron las precipitaciones a finales de junio. Las cifras continúan aumentando a medida que las lluvias persisten y se producen nuevos incidentes.
Rescate y evacuaciones en curso

Los equipos de rescate han logrado evacuar a centenares de personas que habían quedado atrapadas, principalmente turistas y residentes de zonas montañosas. La carretera entre Babusar y Thak, en la región de Gilgit-Baltistán, fue escenario de una riada que arrastró varios vehículos, dejando al menos cinco muertos y quince desaparecidos.
En algunas áreas, helicópteros militares han tenido que intervenir debido al difícil acceso por tierra, y la prioridad sigue siendo la localización de personas desaparecidas y la asistencia a los heridos. Las autoridades han emitido advertencias a los viajeros y recomiendan evitar desplazamientos a zonas turísticas del norte ante el riesgo de nuevos deslizamientos o inundaciones repentinas.
La situación en los hospitales, especialmente en las regiones más afectadas, requiere la máxima atención, ya que el número de ingresos por lesiones continúa en aumento y algunos de los heridos permanecen en estado grave.
Pronósticos y alerta ante nuevas precipitaciones

El Departamento Meteorológico de Pakistán mantiene la alerta por nuevas lluvias intensas, que podrían continuar durante varios días más. Se prevé que la inestabilidad atmosférica afecte especialmente a las provincias de Punjab, Sindh, Khyber Pakhtunkhwa y Baluchistán, además de zonas bajas en Islamabad, lo que podría agravar el balance de víctimas y daños materiales.
La NDMA y autoridades locales advierten de la posibilidad de inundaciones urbanas, deslizamientos de tierra y crecidas repentinas de ríos y arroyos en áreas montañosas. La población, especialmente en regiones vulnerables, ha sido instada a extremar las precauciones y seguir de cerca los avisos meteorológicos en las próximas jornadas.
El recuerdo de las inundaciones de 2022, que afectaron a un tercio del país y causaron miles de muertes, sigue muy presente entre la población y refuerza la preocupación por el aumento de fenómenos climáticos extremos vinculados al cambio climático.
Pakistán atraviesa actualmente una de las etapas más difíciles de la temporada de monzones, enfrentando los efectos de unas lluvias cada vez más intensas y persistentes. Los datos oficiales apuntan a una cifra preocupante de víctimas mortales y heridos, con numerosos daños en viviendas e infraestructuras clave. La amenaza de nuevas precipitaciones exige una vigilancia constante y la movilización de recursos de emergencia en todo el país, mientras la población confía en que las condiciones meteorológicas mejoren en los próximos días.