Cada ser humano quiere tener todo lo indispensable para poder vivir bien, ahora y siempre, lo cual es completamente lógico. Pero si tenemos en cuenta que los que vivimos en los llamados »países del primer mundo» somos personas que para sentirnos bien necesitamos y hacemos cosas que contaminan, como conducir vehículos que funcionan con gasolina o diésel, o tirar los residuos en los mares en vez de reciclarlos, no nos queda más opción que buscar maneras eficaces para frenar, o al menos ralentizar el calentamiento global.
Una de las descubiertas más recientemente es la que propone la empresa suiza Climeworks quien, junto con Reykjavik Energy, va a comenzar a extraer dióxido de carbono del aire en Islandia con la intención de transformarlo en roca bajo la superficie.
El proyecto, respaldado por la Unión Europea, consiste en sepultar 50 toneladas de dióxido de carbono de la atmósfera en un año usando ventiladores y químicos espaciales. 50 toneladas de CO2 es, aproximadamente, lo que emite a la atmósfera una única familia estadounidense en doce meses, y teniendo en cuenta que vamos camino de los diez mil millones de seres humanos, sin duda este experimento podría ser una manera muy interesante para contrarrestar los efectos del calentamiento global. Además, es un método ambientalmente benigno.
El gas se disuelve en agua y se envía a unos 1000 metros bajo tierra, donde la empresa Reykjavik Energy dice que el carbono reacciona con la roca basáltica y se convierte en piedra en el transcurso de unos dos años. El único problema es el coste: extraer cada tonelada de gas costará cientos de dólares. Sin embargo, el director y fundador de Climeworks dijo que por el momento lo hacían a pequeña escala, pero que el objetivo es poder hacerlo a gran escala. Cuando eso pueda suceder, seguramente los costes bajarán.
¿Qué te ha parecido esta medida? ¿Crees que servirá realmente?
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