En los últimos años, hemos sido testigos de veranos cada vez más largos y cálidos. Podríamos incluso tener la sensación de que las estaciones se combinan, hasta el punto de que, especialmente en la región mediterránea, se ha acuñado el término veroño. Este fenómeno puede agradar a quienes no disfrutan del invierno, pero, por otro lado, está provocando numerosas molestias a quienes padecen alergias.
El clima benigno que se experimenta durante un periodo más extenso permite que las plantas florezcan más tiempo, lo que, a su vez, resulta en una mayor dispersión de polen por el aire. Parte de ese polen, inevitablemente, llega a nuestras fosas nasales, y algunas personas son muy sensibles a él. Lo más desconcertante es que, dado el calentamiento global, las alergias seguirán aumentando en número y gravedad y se podría incrementar el riesgo de enfermedades inmunomediadas. Esto se observa en el contexto del impacto del cambio climático en alergias.
No obstante, el aumento de temperaturas no es el único factor que provoca esta situación. La sequía y la contaminación del aire son problemas igualmente significativos. El doctor Ángel Moral, presidente del Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) y alergólogo del Complejo Hospitalario de Toledo, subraya que «hay una relación directa entre la contaminación ambiental y el aumento de casos de alergias respiratorias. Las partículas emitidas por la combustión de motores diésel y el uso de calefacción crean un ambiente hostil para las plantas, que, al sentirse amenazadas, producen proteínas que vuelven al polen más agresivo.
La elevación de las temperaturas también prolonga los periodos de polinización, de forma que la rinitis ya no es estacional. Esto se agrava aún más con la disminución de las lluvias, lo que lleva a la desaparición de especies vegetales más vulnerables, dejando espacio solo para las más resistentes, responsables de la producción de alergias, como la salsola, una hierba muy común en cunetas y campos de cultivo. La necesidad de implementar medidas ante la vulnerabilidad se vuelve cada vez más evidente.
Impacto del cambio climático en las alergias
El cambio climático se ha convertido en un factor significativo en el aumento acelerado de las alergias en todo el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el año 2050, la mitad de la población global podría verse afectada por al menos un tipo de alergia o asma, debido a numerosas variables vinculadas al calentamiento global, que incluye no solo el aumento de temperaturas, sino también la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Esto puede correlacionarse con estudios sobre la adaptación de las plantas al cambio climático.
Las alergias se producen cuando el sistema inmunológico reacciona de forma excesiva a sustancias extrañas denominadas alérgenos, como pueden ser el polen, la caspa de animales, o ciertos alimentos. El aumento de la concentración de polen en el aire, derivado de fenómenos climáticos, incrementa el riesgo de sensibilización y alergia en individuos predispuestos. Se estima que, para el año 2100, la cantidad de polen generado durante las temporadas de floración podría incrementarse en un 40%. Este crecimiento del polen está directamente relacionado con los efectos del cambio climático en Europa.
Las alergias están en auge, especialmente entre los niños, y se consideran como consecuencia de varios factores como el aire contaminado, la mala alimentación y la administración inadecuada de medicamentos. Las fuentes de contaminación atmosférica, provenientes tanto de industrias como del tráfico vehicular en áreas urbanas, también se identifican como un riesgo significativo para las personas alérgicas. Si te interesa más sobre esto, puedes consultar el artículo sobre el cambio climático y sus efectos en Cataluña.
Estadísticas y estudios sobre alergias
Estudios llevados a cabo, como el de Harvard, han corroborado que el cambio climático está provocando un aumento de enfermedades inmunomediadas como asma, alergias, enfermedades autoinmunes, e incluso cáncer. Los investigadores han indicado que los factores climatológicos estresantes repercuten sobre el exposoma humano (la suma de exposiciones ambientales a lo largo de la vida), alterando nuestro sistema inmunitario. Este tema se relaciona con el impacto del cambio climático en la salud de las mujeres embarazadas.
La relación entre el estilo de vida urbano, con una exposición constante a diferentes agentes químicos y la pérdida de biodiversidad, también se ha identificado como un determinante del aumento de las alergias en la población global. La exposición a contaminantes en el aire, el agua y los alimentos puede causar daño en las barreras protectoras del cuerpo, como la piel y las mucosas. Este daño incrementa la penetración de alérgenos y microbios, lo que provoca un aumento en las reacciones proinflamatorias. Así, las alergias y el asma están cada vez más vinculadas a estos problemas, lo que hace más urgente la necesidad de un análisis del calentamiento global y su impacto.
Factores climáticos que exacerban las alergias
La OMS ha expresado su preocupación por los peligros del calentamiento global, enfatizando su capacidad para debilitar el sistema inmunitario y causar muertes cada año. De hecho, España es uno de los tres países europeos con mayor número de muertes asociadas al calor. El último informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) señaló que el año 2023 fue el más cálido jamás registrado, con un aumento de la temperatura media global de 1.45 °C por encima de niveles preindustriales. Esto ha repercutido en un incremento medio de temperatura superior en el continente europeo, donde fenómenos como la nieve en primavera o calor en invierno vienen siendo cada vez más comunes. Para comprender mejor su impacto, es útil examinar cómo ciudades podrían desaparecer debido al calentamiento global.
Las personas con rinitis alérgica o fiebre del heno son las más golpeadas por la alteración de los ciclos ambientales. El elevado aumento en la cantidad de polen, impulsado por los altos niveles de CO2, junto con el adelanto y la ampliación del periodo de floración por la subida de temperaturas, incrementa la alergenicidad estacional. Cada vez más, la cantidad de polen en el aire puede influir en la aparición de síntomas de enfermedades respiratorias, lo que refleja la importancia de entender los cambios en el ecosistema debido al calentamiento global.
Medidas para mitigar el impacto de las alergias
Existen diversas formas de mitigar el impacto del aumento de alergias. Algunas de ellas incluyen:
- Plantar árboles que no causen alergias: La selección adecuada de especies arbóreas al diseñar espacios verdes urbanos puede contribuir a reducir la prevalencia de alergias al polen.
- Restringir el tráfico: La reducción de la contaminación del aire mediante el control del tráfico vehicular es fundamental para disminuir las reacciones alérgicas. Este impacto se relaciona con nuevas políticas de inversión en combustibles.
- Implementar políticas de salud pública: Es vital que los gobiernos implementen políticas y programas que aborden la salud ambiental y reduzcan las emisiones contaminantes, tal como se ha discutido en la necesidad de crear herramientas para detectar cambios climáticos.
La colaboración entre ciudadanos, autoridades locales y expertos en salud pública es esencial para crear un ambiente que favorezca un entorno más saludable y libre de alérgenos. Si deseas conocer más sobre el polen presente en el aire, puedes consultar los distintos tipos de polen.
El papel de la tecnología y la información
La tecnología juega un papel crucial en la gestión de las alergias. La utilización de aplicaciones móviles y plataformas en línea que recojan datos sobre la calidad del aire y los índices de polen puede ayudar a los alérgicos a evitar la exposición a los alérgenos. Esto se vuelve especialmente útil en contextos de cambio climático.
La creación de alertas y pronósticos de polen que se actualicen continuamente es de gran utilidad para aquellos que sufren de reacciones alérgicas. Además, el fomento de la economía circular en las ciudades, alargando la vida útil de los productos que puedan ser contaminantes, también contribuye a mejorar la calidad del aire, lo que se relaciona con la inversión en infraestructuras verdes.
Desde la comunidad científica y médica, es necesario seguir investigando para comprender mejor cómo el clima afecta a la salud, en particular a las alergias. Se requieren estudios que evalúen el impacto de diferentes factores ambientales sobre la salud humana y busquen soluciones efectivas para abordar estos problemas, como los expuestos en los laboratorios naturales en España.
Aspectos a considerar para la salud pública
El cambio climático no solo es un desafío medioambiental, sino también una emergencia sanitaria. Según encuestas recientes, una alta mayoría de la población europea considera que el cambio climático es un problema serio y están dispuestos a tomar medidas para reducir su huella ecológica. La salud pública debe ser una prioridad a medida que se enfrentan las consecuencias del cambio climático, como se ha visto en la necesidad de abordar los fenómenos extremos.
La responsabilidad compartida es fundamental: los ciudadanos deben ser informados sobre las condiciones ambientales y los riesgos asociados con la alergia, pero también es vital que se tomen medidas por parte de los gobiernos y las instituciones de salud para abordar este problema de manera efectiva. Las intervenciones deben apoyarse en datos científicos y en una continua monitorización de las condiciones ambientales.
La creación de espacios verdes sostenibles y la promoción de la biodiversidad son algunas de las estrategias que se pueden implementar para mejorar la salud pública y, a su vez, minimizar el impacto de las alergias. Se debe considerar el papel de las especies vegetales que se utilizan en la planificación urbana para contribuir a crear ambientes más saludables, especialmente en relación con la exposición de las plantas a cambios climáticos.
Las medidas proactivas son esenciales: fomentar el uso de medicinas preventivas, realizar campañas de educación acerca de las alergias y sus desencadenantes, y facilitar información clara sobre cómo manejar los síntomas de las alergias son pasos que pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de quienes las padecen.