Los huracanes son uno de los fenómenos naturales más impactantes y devastadores, siendo capaces de causar grandes estragos en zonas costeras y tierra adentro. Su intensidad se mide a través de la escala de huracanes de Saffir-Simpson, una herramienta que permite clasificar estos ciclones tropicales en cinco niveles según la velocidad del viento y sus efectos en la infraestructura y la población.
Comprender cómo funciona esta escala es clave para evaluar los riesgos y tomar medidas adecuadas ante la llegada de un huracán. A lo largo de este artículo, exploraremos en detalle cada categoría, sus características y consecuencias, además de analizar la evolución de esta escala a lo largo del tiempo.
¿Qué es la escala de huracanes de Saffir-Simpson?
La escala de Saffir-Simpson se desarrolló en 1969 por el ingeniero estructural Herbert Saffir y el meteorólogo Robert Simpson. Su objetivo inicial era clasificar los huracanes de acuerdo con la velocidad del viento y los daños esperados en estructuras y edificaciones.
Desde su introducción pública en 1973 y su adopción generalizada en 1974, la escala se ha convertido en el estándar global para medir la intensidad de los huracanes en el Atlántico y el Pacífico oriental.
Evolución de la escala
Originalmente, la escala incluía información sobre la marejada ciclónica y la presión atmosférica. Sin embargo, en 2009, el Centro Nacional de Huracanes (NHC) tomó la decisión de eliminar estos factores y convertirla exclusivamente en una escala basada en la velocidad del viento. Esto se hizo debido a inconsistencias en la correlación entre la presión central, la marejada ciclónica y la fuerza del viento.
Un ajuste posterior ocurrió en 2012, cuando el rango de velocidades del viento para la Categoría 4 fue ampliado levemente, solucionando problemas de clasificación y redondeo en diferentes sistemas de medición.
Las cinco categorías de huracanes
La escala clasifica los huracanes en cinco niveles, siendo la Categoría 1 la menos destructiva y la Categoría 5 la más extrema. A continuación, explicamos en detalle cada una:
Categoría 1: Vientos entre 119 y 153 km/h
En esta categoría, los huracanes presentan vientos moderadamente intensos, pero aún lo suficientemente fuertes como para causar daños. Los efectos principales incluyen:
- Daños menores en estructuras, con afectaciones en tejados y revestimientos.
- Caída de árboles y postes de electricidad, generando cortes de luz.
- Olas de entre 1.2 y 1.5 metros en zonas costeras, con riesgo de inundaciones leves.
Categoría 2: Vientos entre 154 y 177 km/h
Los huracanes de esta categoría pueden causar daños más significativos en las regiones afectadas. Consecuencias comunes incluyen:
- Destrucción parcial de tejados, ventanas y puertas.
- Daños severos en casas móviles y estructuras menos resistentes.
- Riesgo de inundaciones en puertos y zonas costeras bajas.
- Marejadas de hasta 2.4 metros, afectando la navegación y la línea costera.
Categoría 3: Vientos entre 178 y 209 km/h
Esta es la primera categoría considerada como un huracán mayor, con un potencial destructivo elevado. Sus efectos incluyen:
- Daños estructurales generalizados en viviendas y edificios pequeños.
- Árboles y postes eléctricos derribados, provocando apagones prolongados.
- Oleaje de entre 2.7 y 3.7 metros, con inundaciones tierra adentro.
- Evacuación recomendada en áreas costeras bajas.
Categoría 4: Vientos entre 210 y 250 km/h
Un huracán de esta magnitud es extremadamente peligroso y puede devastar grandes áreas. Entre sus principales impactos se encuentran:
- Daños severos en construcciones, con colapso de techos en estructuras pequeñas.
- Destrucción masiva de vegetación y tendido eléctrico.
- Olas de hasta 5.5 metros de altura, afectando zonas costeras severamente.
- Evacuaciones obligatorias en áreas de alto riesgo.
Categoría 5: Vientos superiores a 251 km/h
Es el nivel máximo en la escala y representa la fuerza más extrema que puede alcanzar un huracán. Sus devastadores efectos incluyen:
- Destrucción total de varias edificaciones, especialmente las más débiles.
- Árboles arrancados de raíz y colapso de infraestructuras cruciales.
- Olas superiores a 6 metros, con marejadas e inundaciones catastróficas.
- Éxodo masivo de población para evitar pérdidas humanas.
Limitaciones de la escala
Aunque la escala de Saffir-Simpson es excelente para medir la fuerza del viento, no contempla otros factores clave como:
- La cantidad de precipitación, que puede provocar inundaciones severas.
- La marejada ciclónica, que a menudo causa más muertes que los vientos.
- El tamaño y duración del huracán, que influyen en la magnitud de los daños.
Por ello, los meteorólogos complementan esta escala con otros modelos de predicción y herramientas avanzadas para informar de manera más precisa sobre los riesgos.
La escala de Saffir-Simpson sigue siendo la referencia más utilizada para medir la intensidad de los huracanes, ayudando a gobiernos y ciudadanos a prepararse frente a estos temibles fenómenos. Aunque solo evalúa la velocidad del viento, su utilidad radica en la simplicidad con la que permite categorizar y alertar a la población. Es crucial complementar este sistema con información adicional sobre marejadas, precipitaciones y factores geográficos para una evaluación de riesgos más completa.