Últimamente se está hablando mucho de sobre cómo serán las temperaturas en el año 2017. También se comenta que los años 2016 y 2014 han sido los más calurosos desde que se registran las temperaturas y que se estima que 2017 también será muy caluroso, aunque no el más calurosos.
Muchas personas se preguntarán cómo son capaces los meteorólogos de predecir estas temperaturas si aún no han llegado. ¿Cómo saben las temperaturas que harán en 2017 si el año acaba de empezar?
Años muy cálidos
Desde que se tiene registros de temperaturas del año 1880, los 16 años del este segundo milenio, son las más altas. El año pasado, fue el tercer año consecutivo en el que se ha alcanzado un nuevo récord anual en la temperatura mundial.
Una polémica sobre la predicción del tiempo surge a partir de la meteorología. Debido a que, a pesar de estar registrándose temperaturas anormalmente altas jamás registradas, existe aún un escepticismo contra el origen antropogénico de las altas temperaturas y del calentamiento global. La raíz de esta polémica surge de la incapacidad de los meteorólogos de predecir bien el tiempo que hará en tres o cuatro días. Esto lo toman como prueba de que los científicos no pueden predecir el clima de la Tierra dentro de unos años o incluso décadas.
Si esto es así, ¿por qué los científicos confían en poder predecir temperaturas superiores a la media con meses de antelación, y en qué difieren las predicciones climáticas de la previsión del tiempo?
Los movimientos que tiene la atmósfera
Normalmente, para predecir el tiempo que hará con varios días de antelación, se tiene en cuenta la evolución de los patrones de presión en los sistemas atmosféricos. Aunque la predicción del tiempo con antelación de dos semanas ha mejorado enormemente, debido a que los sistemas atmosféricos no persisten durante mucho tiempo, se vuelven menos precisos.
A la hora de predecir una formación de sistemas de bajas presiones presenta dificultades, ya que un movimiento de tan solo unos 75 kilómetros al este o al oeste respecto a la trayectoria pronosticada, puede significar la diferencia entre una ventisca, un temporal de viento y lluvia o una falsa alarma. Algo similar ocurre con las tormentas de verano y las predicciones de lluvias.
Sin embargo, esto no quiere decir que no debamos de fiarnos de los avisos de tormentas fuertes y las previsiones meteorológicas.
Predicciones climáticas
A diferencia de las previsiones basadas en los sistemas meteorológicos, las predicciones climáticas sobre las temperaturas y precipitaciones emplean otros datos completamente distintos.
Para predecir estas variables meteorológicas con meses, años o décadas de antelación, se basan en las variaciones de los océanos, variaciones solares, erupciones volcánicas y, por supuesto, el aumento en la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Estas variables van evolucionando y cambiando a lo largo de los meses y años a diferencia de los sistemas atmosféricos que pueden cambiar en cuestión de horas o días.
Un factor importante que varía de unos meses hasta un año es el fenómeno de El Niño. El calentamiento periódico de las temperaturas del océano en todo el Pacífico tropical. Este patrón de calentamiento oceánico y sus efectos asociados en la atmósfera ejerce una fuerte influencia más allá de los trópicos que puede incluirse como factor en las predicciones climáticas.
Factores humanos y naturales
Además de los efectos de los océanos y las masas de agua, se sabe que otros factores naturales como las erupciones volcánicas afectan a la tasa de calentamiento global. Pero hay que mencionar que, hasta ahora, el mayor incremento de las temperaturas globales se debe al aumento en la concentración de los gases de efecto invernadero (GEI) provocados por el ser humano y la revolución industrial.
Por lo tanto, Las proyecciones de calentamiento en escalas temporales más amplias (múltiples décadas o más) se basan en simulaciones de modelos climáticos y en nuestro conocimiento de lo sensible que es el sistema climático a futuros aumentos de las concentraciones atmosféricas de GEI. Estos modelos demuestran que el calentamiento global de un futuro no muy lejano será dominado por un aumento de los niveles de GEI en comparación de los incrementos de temperaturas naturales o bien por masas oceánicas o por erupciones volcánicas.