Los arrecifes de coral son ecosistemas muy sensibles a los cambios ambientales. La variación de salinidad, la concentración de contaminantes o el aumento de las temperaturas puede afectar a la comunidad de corales. El cambio climático está afectando a los arrecifes de coral debido al aumento de dos grados las temperaturas medias de las aguas de la zona donde se encuentran.
Los corales restantes están en peligro de desaparición si continúan existiendo estas condiciones. El coral está situado frente a la isla de Ishigaki en el archipiélago de Okinawa y ha sido declarado como reserva natural. Cuenta con más de 70 especies de corales y es considerado como uno de los arrecifes más antiguos y de mayor extensión de todo el hemisferio norte.
Los arrecifes de coral se blanquean cuando las condiciones ambientales no son favorables y mueren. El 97% de los corales que componen este arrecife han sido blanqueados y el 56% ha muerto. Al aumentar las temperaturas medias del agua provocado por el cambio climático y el calentamiento global el arrecife de coral no puede adaptarse a tales cambios y mueren. Con los corales también muere toda la fauna relacionada con ellos y que dependen de los corales para poder vivir.
Lo que ha provocado el aumento de dos grados la temperatura de las aguas de alrededor ha sido el fenómeno meteorológico conocido como El Niño. El Niño hace aumentar las temperaturas de las aguas superficiales del mar y ha contribuido al blanqueo de los corales. El blanqueo también ocurre cuando los corales se enfrentan a cambios extremos en los nutrientes y la luz.
El hecho de que los corales empiecen a morir pone en riesgo la abundancia de las especies pesqueras que dependen de los arrecifes para su alimentación y escondite. Si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan al ritmo que lo hacen hoy, las reservas pesqueras podrían disminuir entre un 10 y u 30% para el año 2050 según los datos de la UICN.