California, conocido por su diversidad geográfica y su papel como uno de los estados más emblemáticos de los Estados Unidos, enfrenta un desafío ambiental crítico en el que se están viendo obligados a lidiar con problemas significativos de agua. En las últimas décadas, la situación ha empeorado drásticamente, y lo que solía ser un estado en el que el sol brillaba con fuerza y las tierras agrícolas florecían, ahora está al borde de convertirse en un paisaje sombrío, afectado por la sequía y el hundimiento del suelo. Según la NASA, California se está hundiendo debido a la manera en que se ha extraído agua subterránea para hacer frente a la crisis de sequía. Esta extracción masiva de agua ha tenido efectos severos en el nivel del suelo, particularmente en el Valle de San Joaquín, que es un área crítica para la agricultura en el estado.
En un informe del Laboratorio de Propulsión a Reacción, se indicó que la subsidencia en el Valle de San Joaquín es particularmente preocupante. El director del Departamento de Recursos Hídricos de California, William Croyle, señaló que «la subsidencia ha golpeado durante mucho tiempo varias regiones de California, pero el nivel actual pone en peligro una infraestructura al servicio de millones de personas«. Esto implica que la infraestructura crítica que sustenta el suministro de agua en el estado está en riesgo debido a la extracción excesiva de agua subterránea.
El Valle de San Joaquín es un área vital que se extiende desde el delta de los ríos San Joaquín y Sacramento al norte, hasta la Sierra de Tehachapi al sur y las Sierras Costeras al oeste. Este valle es esencial no solo para la agricultura del estado, sino también para la provisión de agua potable a millones de californianos. Sin embargo, la extracción constante de agua ha llevado a una disminución drástica de los niveles de agua en esta región. Desde 1920, el nivel del agua en el valle ha descendido 8,5 metros, lo que ha llevado a la degradación de los acuíferos y a la pérdida de capacidad de almacenamiento del agua subterránea.
El costo de esta crisis es elevado: los daños causados por la subsidencia se estiman en cientos de millones de dólares debido a la necesidad de reparar y mantener los sistemas de agua y las infraestructuras que han sido afectadas. Esto no solo representa una carga económica, sino que también plantea serias preocupaciones sobre el suministro de agua en el futuro. En un estado donde la agricultura representa un sector crucial de la economía, la crisis del agua pone en riesgo la producción agrícola y, por ende, la seguridad alimentaria.
A medida que la sequía persiste, la dependencia de las aguas subterráneas ha aumentado, llevando a un ciclo vicioso donde la extracción excesiva resulta en un hundimiento del suelo que agrava las condiciones de sequía. Como se mencionó anteriormente, el Valle de San Joaquín ha experimentado hundimiento a una tasa de aproximadamente 25,4 mm por año entre 2006 y 2022, según un estudio reciente publicado en Communications Earth and Environment. Este fenómeno ha sido parcialmente atribuido a la falta de datos y estudios previos que no habían cuantificado adecuadamente la subsidencia en esta región, lo que dificultó la implementación de medidas efectivas para mitigar el problema.
Las implicaciones del hundimiento son severas, no solo para el entorno natural, sino también para la economía. La rápida y desigual disminución de la elevación del terreno ha obligado a realizar reparaciones multimillonarias en canales y acueductos que transportan agua vital a las ciudades del sur de California, lo que ha llevado a críticas en la gestión del agua y a cuestionar el modelo agrícola actual. Esto ha dañado miles de pozos de agua subterránea y ha exacerbado los problemas de suministro de agua en una de las regiones más productivas desde el punto de vista agrícola del mundo.
La subsidencia ocurre debido a la extracción de agua de acuíferos, que son depósitos subterráneos de agua que se encuentran entre sedimentos como arena, grava y arcilla. El agua llena los poros dentro de estos sedimentos, y cuando se extrae de manera excesiva, la estructura del suelo se ve comprometida y se compacta, lo que resulta en un descenso del nivel del terreno. Entre 1925 y 1970, el bombeo intensivo de aguas subterráneas, impulsado por un auge en la agricultura y el crecimiento poblacional, llevó a que más de 10,359.95 km² de tierra se hundieran más de 30 cm en algunos lugares, un fenómeno descrito en un informe como «una de las mayores alteraciones de la superficie terrestre atribuidas a la humanidad».
En el contexto actual, donde el cambio climático también está exacerbando las sequías y las tensiones en el suministro de agua, las tasas de subsidencia han aumentado drásticamente. Investigadores como Rosemary Knight han advertido que el hundimiento del suelo no solo es un problema inmediato, sino que también plantea desafíos a largo plazo para la gestión del agua y la agricultura en California. Las aguas subterráneas, en muchos casos, han llegado a niveles mínimos históricos, y la intensificación de la sequía ha llevado a un aumento en la dependencia de estas fuentes, lo que a su vez acelera el hundimiento del suelo.
En una investigación reciente, se ha discutido cómo el cambio en las políticas y la gestión del agua es crucial para abordar la crisis. Los agricultores y los responsables de la gestión del agua deben adoptar un enfoque más sostenible que incluya la recarga de acuíferos y la conservación del agua, algo que ha sido esencial para mitigar los efectos del cambio climático en muchas regiones. La implementación de tecnologías para la captación y almacenamiento del agua, así como el uso de técnicas de agricultura de conservación, son esenciales para mitigar los efectos del bombeo excesivo, lo que está relacionado con el cambio climático. En algunos estudios de caso, se ha demostrado que la recarga de acuíferos, como el sistema implementado por Don Cameron en su rancho en Fresno, puede ayudar a restaurar los niveles de agua subterránea.
A medida que más personas se dan cuenta de la importancia de conservar el agua, se están realizando esfuerzos para educar a la población sobre la necesidad de gestionar los recursos hídricos de manera más efectiva. Las políticas públicas también deben alinearse con la necesidad de sostenibilidad y la gestión del agua, garantizando que se tomen medidas encaminadas a proteger las fuentes de agua de California.
La situación actual en California es un llamado de atención sobre la necesidad de abordar la crisis del agua no solo a través de la infraestructura, sino también mediante un cambio cultural en la forma en que se percibe y se utiliza el agua. La supervivencia de una de las regiones agrícolas más productivas del mundo depende de la capacidad de sus habitantes para adaptarse a las condiciones cambiantes del clima y de sus prácticas de manejo del agua. Esto significa repensar la forma de extracción de agua, adoptar tecnologías más eficientes y garantizar que las futuras generaciones puedan disfrutar del recurso más vital que se encuentra en el estado.