Los espacios naturales conocidos como barrancas en la Ciudad de México adquieren un rol cada vez más relevante para la protección ambiental y la calidad de vida de sus habitantes. Aunque estas áreas han enfrentado retos debido a la expansión urbana, la contaminación y el abandono, el interés por su rescate y reaprovechamiento está creciendo tanto entre autoridades como en la sociedad civil.
La alcaldía Álvaro Obregón destaca por albergar la barranca más grande de la capital, un espacio verde de unas 267 hectáreas. Su importancia radica en que, a pesar de la presión de la mancha urbana, mantiene parte de su ecosistema natural, sustentado por dos de los últimos ríos sin entubar que sobreviven en la ciudad.
Sin embargo, la degradación por explotación de recursos, incendios forestales y la acción humana ha dejado huella: deforestación, pérdida de biodiversidad, contaminación de agua y suelos, e incluso problemas de inseguridad que afectan a los residentes y dificultan el uso recreativo del entorno.
En respuesta, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) y el gobierno local han puesto en marcha ambiciosos proyectos de recuperación para transformar estas barrancas en áreas multifuncionales, integrando educación ambiental, prácticas deportivas y de bienestar, así como agricultura urbana.
Inversión y proyectos para la reactivación de las barrancas
Con una solicitud de casi 50 millones de pesos a la Secretaría de Hacienda, Fonatur plantea la remodelación integral de la Barranca de Tarango. El proyecto contempla la construcción de espacios educativos, deportivos y de convivencia, con el objetivo de fortalecer el tejido social y ecológico de la zona.
- Centro de Educación Ambiental: para talleres comunitarios y programas de sensibilización sobre la conservación del entorno.
- Espacio para skatepark y muro de escalada: pensado para atraer a jóvenes y deportistas con alternativas recreativas y saludables.
- Puentes y accesos mejorados: que faciliten la entrada y tránsito seguro en zonas de difícil acceso.
- Pabellón holístico y huertos urbanos: para actividades de bienestar y participación comunitaria en la producción sostenible de alimentos.
Participación ciudadana y beneficios esperados
Actualmente, se estima que unas 400 personas semanales usan la barranca para actividades recreativas. Con las nuevas obras, la cifra se pretende duplicar, implicando a decenas de miles de visitantes al año, incluidos vecinos, deportistas, familias y excursionistas de otras zonas de la ciudad.
La recuperación de estos espacios traerá beneficios no solo ecológicos, sino también económicos y sociales. Se apuesta por la creación de empleos, la reducción de la contaminación y la generación de bienestar físico y mental para los usuarios gracias a espacios seguros y naturales en plena urbe.
Programas integrales de limpieza, protección y empleo temporal
El gobierno capitalino, liderado por Clara Brugada Molina, ha puesto en marcha el programa “Mi Ciudad se Pone Guapa y Mi Colonia También”, centrado en la rehabilitación de barrancas urbanas y zonas marginadas. En la colonia La Araña, por ejemplo, se abordó la limpieza y desazolve de la barranca Río Mixcoac, con la colaboración de diversas secretarías y dependencias.
Uno de los principales retos señalados es mantener las barrancas libres de basura y aguas residuales, sobre todo durante la temporada de lluvias. Para ello, se está implementando un programa de empleo temporal que permite a los propios vecinos vigilar, limpiar y cuidar las barrancas, reforzando así la implicación comunitaria en la gestión ambiental.
Hasta ahora, en la barranca Mixcoac se han retirado más de 2,500 toneladas de residuos sólidos, y se prevé continuar creciendo la intervención en los próximos meses.
Estas acciones también buscan mejorar la movilidad y la salud en las comunidades cercanas, como la futura estación del Cablebús Línea Sur en Santa Lucía, que facilitará los traslados a zonas conectadas con el sistema de metro. Asimismo, se realizaron ferias de servicios médicos gratuitos en la colonia La Araña, incluyendo vacunaciones y atención en salud sexual y nutricional, promoviendo así el bienestar integral en la zona.
Las barrancas se consolidan así como verdaderos pulmones verdes de la ciudad y espacios de oportunidad para el desarrollo sostenible y la convivencia vecinal.