En nuestro planeta existen lugares que apenas podemos llegar a comprender por su situación y condiciones especiales. Existen lugares exóticos, lugares con mucho calor, lugares desiertos y, como en este caso vamos a ver, lugares congelados.
Me refiero a Oymyakon, el pueblo más frío del mundo, donde las temperaturas descienden por debajo de los -50 grados. Te preguntarás cómo pueden vivir los habitantes de este pueblo.
Oymyakon, el pueblo más frío del mundo
El primer consejo que dan a un turista que visita este pueblo es la de no detener el motor de tu coche cuando estás al aire libre. Esto se debe a que, como la gasolina se congela a -45 grados, puede que cuando quieras arrancar de nuevo tu coche, no puedas hacerlo.
Este pueblo está situado al este de Siberia (sí, de donde provenía la anterior ola de frío que pasamos el mes de enero). Pertenece a la República de Sajá y dispone de unos 450 habitantes. Este pueblo es muy famoso por tener el récord de la temperatura más baja jamás registrada en una zona habitada. Nada más y nada menos que -71,2 grados. No es, sin embargo, la temperatura más fría registrada a lo largo de la historia en el planeta Tierra. Ésta se obtuvo en la Antártida, concretamente en la base de Vostok, en 1983, cuando el termómetro bajó hasta los -89,2 grados.
¿Cómo sobreviven ante tales temperaturas?
Lo más normal del mundo es preguntarse cómo pueden sobrevivir los habitantes de este pueblo ante estas temperaturas tan bajas. Lo normal allí es alcanzar los -50 grados en enero. Además, el suelo permanece completamente congelado, formando el permafrost. Los niños no van al colegio cuando el termómetro marca temperaturas menos a los -52 grados. Esta circunstancia se da en los meses de diciembre a marzo.
Lo más seguro para sobrevivir ante temperaturas tan extremas es permanecer siempre que se pueda dentro de casa. Es muy difícil encontrarse a alguien por la calle en invierno, ya que la gente no pasa más tiempo fuera de casa de lo necesario para poder evitar problemas de salud por congelamiento. Además, cuando te encuentras a alguien por la calle, apenas hablan. Esa conducta es normal y comprensible en un lugar en el que estar a 65 grados negativos es algo habitual en enero.
Lo que se puede llegar a pensar es que al estar acostumbrados a ese frío, los habitantes de este pueblo les gusten las temperaturas bajas. En realidad, es todo lo contrario, consideran al frío como algo incómodo y sobretodo, peligroso. Una de las formas que tienen para calentarse es bebiendo vodka. Gracias a este alcohol que beben como si fuera agua, pueden calentarse.
Para poder entretenerse en casa, ya que tienen que pasar la mayoría del tiempo allí, optan por leer libros y ver la televisión. También se organizan algunos espectáculos, pero obviamente no al aire libre. Cuando en los meses más fríos salen obligados de casa, es para poder visitar el cuarto de baño para hacer las necesidades, ya que en este pueblo, tener tuberías no tiene mucho sentido. De existir tuberías en esta zona, reventarían debido a las extremas temperaturas que sufren, por lo que el lavabo, por norma general, acostumbra a ser una suerte de maltrecha cabaña ubicada al lado de las casas.
¿Cómo se ganan la vida en Oymyakon?
En cuanto a la actividad económica de este pueblo, es fácil ver granjas de renos y vacas. Además, existen varios edificios de la administración pública. La Federación Rusa invierte mucho dinero para que Siberia sobreviva, lo que hace que la economía no funcione del todo mal.
En este pueblo un se congela sólo 30 segundos después de haber sido sacado del agua, el visitante es recibido por un cartel en el que se puede leer ‘bienvenido al polo del frío’ y en todo el mes de enero hay tan sólo unas 28 horas de sol.
¿Pero por qué hace tanto frío?
Para empezar, la latitud a la que se encuentra el pueblo de Oymyakon explica una de las razones por la que hace tanto frío. Pero lo que hace realmente que el frío que allí padecen se convierta en extremo responde a la combinación de tres factores principales: el altiplano en el que se encuentra ubicado el municipio, la distancia con el océano y la situación anticiclónica que padece cada invierno.
Además aparte de situarse muy lejos del mar (lo que no permite que el mar suavice las temperaturas) está situado a unos 740 metros de altura, lo que ayuda a que las temperaturas sean aún más bajas. Al tener situaciones de anticiclones, las temperaturas bajan más y se mantienen más estables.