El cambio climático es la peor amenaza que tiene el planeta Tierra y los seres humanos. En los medios de comunicación se habla mucho de cambio climático. Las causas de por qué se origina, los impactos que producen tanto en la naturaleza como en el ser humano, etc. Es por ello, que podemos decir que el problema al que nos enfrentamos en un futuro y, que ya estamos viendo las consecuencias, tiene una magnitud increíblemente importante.
Casi siempre, cuando se habla de cambio climático y calentamiento global, se habla de las futuras generaciones y poder darles un futuro esperanzador y sostenible. Sin embargo, los efectos del cambio climático los estamos viendo ya. Aumentan las sequías, los fenómenos meteorológicos extremos son más frecuentes y dañinos, las temperaturas están subiendo en todo el mundo y cada día el planeta tiene menos biodiversidad.
Los sucesos que ocurren hoy día relacionados con el cambio climático tienen una magnitud superior a la que se estimaba en las previsiones realizadas por los científicos. A pesar de los esfuerzos en los medios de comunicación para alertar sobre el cambio climático, parece ser que los mensajes de alarma no están llegando a la población. Los ciudadanos tienen problemas más cercanos a los que atender y preocuparse. Con respecto a los líderes políticos de los países, tampoco parece llegarle el mensaje, ya que ellos tienen mentes de desarrollo a corto plazo.
El pasado 22 de abril, 155 países firmaron el Acuerdo de París contra el cambio climático. El acto se realizó en la sede de Naciones Unidas, en Nueva York y marcó un antes y un después en la lucha contra el cambio climático a nivel global. El acuerdo entrará en vigor una vez que 55 países que representen al menos el 55% de las emisiones hayan depositado el instrumento de ratificación, que normalmente pasa por un acuerdo parlamentario. Es decir, la responsabilidad de que el Acuerdo de París salga adelante y tenga resultados, depende en su mayoría de los países que más emisiones de gases de efecto invernadero vierten a la atmósfera.
El esfuerzo político por detener el cambio climático es mínimo
Como siempre ocurre, los países más vulnerables tiene urgencias distintas a los países desarrollados. Esto es, la urgencia de los países que están en vías de desarrollo no coincide con los intereses de aquellos países con una economía más poderosa. De nuevo nos encontramos con un escenario en el que los más perjudicados por los efectos del cambio climático son los que menos voz y voto tienen a la hora de poner soluciones.
Sabemos que estamos batiendo un récord de temperaturas globales más altas desde que se ha comenzado a medir la temperatura y aún así, las soluciones establecidas no cumplen los requisitos ni se realizan con la prontitud necesaria para frenar o detener los efectos del cambio climático. El año 2016 comenzó con temperaturas anormalmente más altas que incluso el año pasado, sin embargo, los esfuerzos por reducir esto son solo pobres compromisos que intentan no superar el aumento de dos grados la temperatura global.
Las sequías cada vez serán más prolongadas y frecuentes
Lo más inquietante de este acuerdo, es que desgraciadamente, aunque fijan un objetivo global vinculante, los países no tienen obligación de conseguir esos objetivos. Es decir, si a día de hoy, los países que firman el Acuerdo de París no consiguen el objetivo establecido, la temperatura media global subiría en tres grados.
El panorama es muy lúgubre para aquellos países que sufren sequías extremas derivando a grandes problemas sociales y de salud como las hambrunas, enfermedades, inundaciones extremas que obligan el abandono de los hogares, etc. Los efectos del cambio climático se acentúan cada vez más, asistiremos a sequías más prolongadas y duras, inundaciones más dañinas y frecuentes, sin embargo, los poderosos solo miran por el dinero y el interés propio.
Los medios de comunicación hacen todo lo posible por informar a la población de los efectos del cambio climático
Es por ello que el mundo reclama que haya más gestos políticos, más actos de reflexión e igualdad, más empatía con los países que necesitan urgentemente cambios y garantizar una reducción efectiva de las emisiones de gases de efecto invernadero. La tarea que tenemos pendiente no es fácil, pero es urgente y necesaria.